Chivas y Atlas anunciaron, rimbombantes, sus contrataciones, Rodolfo Pizarro por el lado rojiblanco, mientras que los rojinegros trajeron a Matías Alustiza y Fidel Martínez.

Vámonos por partes.

Chivas tiene una enorme deuda pendiente con su afición. Diez años sin ser campeón de Liga habla de una severa crisis en todos los aspectos, misma que han querido disimular en los últimos años con compras caras que a la postre no han dado resultados.

Atlas y sus 65 años de no ser campeón no es el único problema, han perdido su identidad. Atrás quedaron los tiempos en los que se practicaba “fútbol de academia”, siendo el juego de toque, velocidad y con vocación ofensiva. Y si no es suficiente, ya no se han debutado jóvenes con talento como lo fueron en su momento Rafael Márquez, Pavel Pardo o Andrés Guardado.

Seamos sinceros, ni el Guadalajara ni los Zorros cuentan con un plan, una estrategia que los ponga en los primeros planos del fútbol mexicano, que destaquen por siempre aspirar al título.

Veo con nostalgia que esos años de ferviente rivalidad se fueron por siempre. Ya no se siente ese ambiente de competencia por ver quién era el mejor de la Perla Tapatía.

Chivas vive perdido entre el surrealismo y el pasado. Mientras que el Atlas no se le ve cuándo o cómo tomarán en serio su andar por la Liga.
Pero soy optimista. Ojalá que ambos cuadros vuelvan a poner en alto el nombre del fútbol tapatío, pilar del balompié nacional.

Twitter @DanieleonP